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Son comprobaciones, pequeñas revisiones que si bien hay que hacer durante todo el año, no nos llevan mucho tiempo (en 15 o 20 minutos podemos tener todo listo) y que, en viajes como los de verano, son más recomendable todavía
■ Comprobar el desgaste de los neumáticos.
■ Comprobar la presión de los neumáticos, en frío, teniendo en cuenta si vamos a llevar más carga de la habitual.
■ Comprobar los flancos de los neumáticos por si tienen algún golpe.
■ Comprobar si se nota una fricción metálica en los frenos al pisarlos.
■ Aceite: revisar la fecha de cambio. Si hay que añadirlo, hacerlo en frío.
■ Comprobar niveles de líquido de dirección asistida, frenos, anticongelante y limpiaparabrisas.
■ Comprobar que las todas luces funcionan y asegurarse que llevamos el juego de recambio.
■ Revisar que llevamos el gato, la llave y la presión de la rueda de repuesto.
■ Comprobar que llevamos a mano la documentación del vehículo, incluida la póliza del seguro y el justificante de pago.
■ Comprobar que llevamos el chaleco reflectante (obligatorio, en la guantera o accesible desde el puesto del conductor), los dos triángulos de avería homologados (obligatorios) y una linterna (recomendado).
■ Estudiar la colocación de la carga, situando las maletas más pesadas en la parte inferior del maletero. Nunca dejar objetos sueltos, a 50 km/h un paraguas impactando contra nuestra cabeza pesa más de lo que parece.